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Texto base: Filipenses 4:13
Introducción
El apóstol Pablo declara: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13). Esta verdad nos recuerda que no vivimos dependiendo de nuestras fuerzas, sino del poder de Cristo que nos sostiene. En Mateo 9:1-9 vemos dos ejemplos claros: un hombre paralítico que recibe sanidad y perdón, y Mateo, un cobrador de impuestos, que responde al llamado de Jesús. Ambos experimentaron la fortaleza de Dios al poner su fe en acción.
Dios es fortaleza de mi vida (Mateo 9:1-7)
Cuando llevaron al paralítico ante Jesús, Él primero le dijo: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.” (v.2). Antes de sanar su cuerpo, Jesús sanó su corazón. Después, con su autoridad, le ordenó levantarse y caminar.
Este pasaje nos enseña que Cristo es nuestra fortaleza completa: perdona nuestras faltas, sana nuestras heridas y nos da una nueva vida. Cuando todo parece imposible, Él se convierte en nuestra fuerza para levantarnos y seguir adelante.
Poner la fe en acción (Mateo 9:2, 9)
La fe del paralítico y de quienes lo llevaron fue recompensada. Ellos no sólo creyeron, sino que actuaron: se movieron, lo acercaron a Jesús y confiaron en Su poder. Luego, en el versículo 9, Mateo escuchó a Jesús decirle: “Sígueme”, y se levantó de inmediato dejando todo atrás.
Esto nos muestra que la fe verdadera siempre se expresa con acción: creer y obedecer. Así experimentamos el poder de Cristo que fortalece y transforma.
El paralítico fue levantado y Mateo dejó atrás su antigua vida porque decidieron creer y actuar en fe. Tú también puedes experimentar la fortaleza de Cristo en cada área de tu vida si pones tu confianza en Él y caminas en obediencia.
🙌 Ora hoy: “Señor, gracias porque en Ti tengo perdón, sanidad y fortaleza. Ayúdame a poner mi fe en acción y a seguirte con todo mi corazón. Amén.”
Atentamente , Pastor, Guillermo Ayala