Tiempo de lectura 3 minutos
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
Mateo 20:25-28
El contraste: “Entre ustedes será diferente”
Jesús marcó un antes y un después en la forma de entender el liderazgo y el poder. En el mundo, el poder se usa para dominar; en el Reino de Dios, el poder se convierte en servicio. “Entre ustedes no será así”, dijo Jesús. Como creyentes, estamos llamados a vivir de forma contracultural: no buscando ser servidos, sino servir. El servicio no es señal de debilidad, sino de verdadera grandeza espiritual.
La importancia de servir – Juan 13:15
“Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”
Jesús no solo enseñó con palabras, sino con acciones. Al lavar los pies de sus discípulos, dejó una enseñanza profunda: el servicio es una expresión de amor y humildad. Nos dio ejemplo para que sigamos sus pasos. Servir es un acto intencional que transforma corazones, rompe el orgullo y fortalece la unidad en el cuerpo de Cristo.
El llamado
Dios no llama a unos pocos a servir, llama a todos. El servicio es parte del ADN del creyente. Ya sea predicando, limpiando, cuidando, aconsejando o acompañando a alguien en necesidad, cada acto de servicio tiene valor eterno. El llamado al servicio no es solo una tarea, es un privilegio. Cada vez que servimos, respondemos al llamado del Maestro y nos unimos a su misión en la tierra.
El rescate: Dar mi vida por muchos
Jesús dio su vida en rescate por muchos. Él no se reservó nada para sí mismo. Nos enseñó que el verdadero servicio implica sacrificio, entrega, rendición. Aunque no podemos salvar a nadie como lo hizo Jesús, sí podemos entregar nuestra vida en actos de amor y servicio que reflejen su corazón. Vivir como Cristo es vivir sirviendo.
Oración final
Señor Jesús, gracias por tu ejemplo perfecto de servicio. Ayúdame a vivir con un corazón humilde, dispuesto a servir a otros como Tú me has servido. Que cada acción mía refleje tu amor y tu compasión. Que mi vida sea una respuesta diaria a tu llamado de amar, servir y entregar. Amén.
Atentamente, Pastor Guillermo Ayala.