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Salmo 23:1, 4 | 1 Pedro 5:7 | Romanos 8:28
Dios está contigo en cualquier circunstancia
«Jehová es mi pastor; nada me faltará.» (Salmo 23:1)
«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.» (Salmo 23:4)
La vida no siempre es fácil. Pasamos por valles, sombras, y momentos donde parece que todo se oscurece. Pero en medio de esa oscuridad, Dios nos promete que no estamos solos. Él es nuestro Pastor, nuestro protector y guía fiel. Su presencia es constante, incluso en las noches más largas. Su vara nos corrige, su cayado nos guía, y su amor nos da aliento.
Enfrentar la crisis no significa evitarla, sino caminar en ella con la seguridad de que Dios va delante de ti.
Reconocer la realidad sin perder la fe
«Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.» (1 Pedro 5:7)
Negar el dolor o fingir que todo está bien no es fe; la verdadera fe reconoce la realidad, pero se niega a ser dominada por el temor. Podemos llorar, sentirnos frustrados o agotados, pero sin soltar la mano de Dios. Él quiere que le entreguemos nuestras ansiedades, que descarguemos nuestro corazón en Él. Su cuidado no es superficial ni momentáneo: es profundo, constante y lleno de amor.
Dios tiene un propósito en medio del dolor y la crisis
«Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» (Romanos 8:28)
Aunque no entendamos el porqué del sufrimiento, podemos confiar en él para qué. Dios puede usar incluso las situaciones más duras para formar nuestro carácter, aumentar nuestra fe y prepararnos para algo mayor. Nada se desperdicia en las manos de Dios.
Lo que hoy te hace llorar, mañana puede ser testimonio de victoria. Dios transforma la crisis en crecimiento y el dolor en propósito.
Atentamente, Pastor Guillermo Ayala